El efecto pingüino

Si alguna vez llego a ser rico, voy a tener un pingüino de mascota, lo tengo claro. Tiene una desventaja, y es que tendré que sacrificar una de las estancias de mi mansión para dejarla bien fresquita, pero aparte de eso todo son ventajas. Siempre van elegantes, listos para llevarlos a cualquier cena de etiqueta, son formales y discretos… nunca te dejan quedar mal. Además, aunque no saben contar chistes, los sueltas a que anden un rato por la cena de etiqueta y consigues las risas de todo el mundo con su gracioso andar. Además, hasta saben llamar por teléfono, así que me valdría incluso de secretario (aparte de mayordomo). Tantas funciones en un solo animal no se ven todos los días…

Pingüinos buscando una moneda

Pingüino llamando a casa

Beso pingüinil

6 respuestas a «El efecto pingüino»

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.