El accidente de la leche: ¡el desenlace!

Como prometí, voy a contar el final de la historia del accidente lácteo y mis peripecias con el Seguro del Corte Inglés. Al final reclamé el dinero, como adelanté, y el trámite que peor llevaron fue el de dar la orden de pago.

El procedimiento cuando el ordenador se declara no reparable parece ser que el Corte Inglés se lo dice a la aseguradora, y desde ésta (en mi seguro, Groupama), dar la orden de pago de la indemnización al Corte Inglés. A continuación, los del seguro tienen que llamarme, preguntarme dónde quiero recoger el nuevo ordenador, y realizar el papeleo correspondiente. Al cabo de dos semanas empecé a dar la vara a todos los teléfonos que tenía (el centro comercial de Santiago, el centro de reparaciones y poco más, la verdad), para pedirles que reenviasen los expedientes si hacía falta y meter algo de prisa. Y al final la jugada surtió efecto al cabo de unas tres semanas desde que lo había enviado a reparar: me dieron unas cartas para el dpto. de informática del centro comercial, con la que fui y cogí el Macbook Pro Unibody que tenía reservado (paso previo que me he saltado porque el post ya es un coñazo de por sí).

En mi caso han funcionado bastante bien, aunque sé que hay casos de reparaciones que se demoran más de tres meses, o casos como el de TaS en el que putean un poco al escoger el nuevo ordenador (no sé en qué medida esto será común, eso sí).

Por lo demás, el ordenador va como la seda. La carcasa unibody se nota en que es más robusto que el anterior, aunque estéticamente me gustaba bastante más que todo fuese plateado, como en el anterior. El teclado es el moderno también, con las teclas separadas, y como los teclados de Apple que he probado en cuanto te acostumbras escribes como la seda (sin hacer casi ruido, rápido y sin confundirse mucho de tecla). Lo que no he probado aún es lo de cambiar de tarjeta gráfica (lleva dos, una NVIDIA GeForce 9400M en placa y una 9600M GT)… Ah, y la pantalla «glossy» no es tan horrible como creía…